viernes, 30 de marzo de 2012

PAZ QUINTERO (ESCRITORA)

Ella se convierte en la tercera escritora que entrevisto y además, al igual que las anteriores, una gran amiga.
Paz Quintero nace en Sevilla en el año 1984 y no puede dudar su lugar de nacimiento con su carácter extrovertido y divertido, aunque como suele suceder en ocasiones, la timidez puede aflorar en ella.
Estudió Artes Escénicas por la Escuela Superior de Arte Dramático de Sevilla. Escribe su primer guión para un cortometraje que interpreta ella misma “Última Parada” y su primera novela, obtiene el premio en la II Edición del Premio Terenci Moix de narrativa gay y lésbica “Destino Programado” Su segunda novela la edita con Odisea Editorial “Un vuelo con escalas” y en la actualidad está sumergida entre su trabajo, su blog, intervenciones en diarios electrónicos y en su próxima novela.
Expuesto todo esto, conozcamos un poco a su protagonista.

J.S. ¿Descúbrenos algún secreto de Paz Quintero?

P.Q. Soy una persona que está en un momento de transformación personal muy importante, yo diría que el mayor que he tenido a lo largo de mi vida. Digamos que ahora está aflorando mi verdadero yo. Y soy feliz.

J.S. Resultas una mujer muy cercana cuando se te conoce y entablar una conversación contigo es muy fácil ¿Qué opinas al respeto sobre la sociedad que nos rodea?

P.Q. Cada uno es de su padre y de su madre. Yo he mamado el sentido del humor de mi casa y el de mi tierra, algo que ayuda a tomarse la vida de una forma menos pesimista. Evidentemente, eso es una baza a la hora de relacionarte, aunque cada uno tiene su fórmula. Todos tenemos una manera de enfrentarnos a la vida y a la gente que nos rodea. Cuando te das cuenta de que no puedes caer bien a todo el mundo es cuando mejor te sientes, porque dejas de intentar ser lo que los demás esperan de ti.

J.S. Las horas de un día, como has dicho en más de una ocasión, te resultan pocas. ¿Qué tiempo le das a pensar y meditar sobre ti misma?

P.Q, De camino al trabajo es cuando me suelen venir las reflexiones, digamos, más “vitales”. Se me pasan por la cabeza miles de cosas: aquellas que me preocupan, los recuerdos… Y por la noche me vienen las ideas creativas. Mi cerebro no desconecta porque, aunque esté descansando el cuerpo, la cabeza sigue activa. Reconozco que a veces eso me da problemas de sueño, aunque luego tengo ideas cojonudas.
J.S. ¿Piensas que cuándo se sale de casa, hay que dejar los problemas tras la puerta y dispensar siempre una sonrisa a los demás?

P.Q. Desde que murió mi padre el año pasado, me he propuesto sonreír por los dos. Cuando tienes una pérdida tan fuerte, le das la importancia justa a las cosas que antes se hacían un mundo.
Yo tengo problemas como todo el mundo, pero de nada sirve anticiparte y llorar
por adelantado. Lo mejor es luchar contra el obstáculo cuando se le tiene delante. Lo demás es sufrir de más.

J.S. ¿Qué te gusta más, hablar o escuchar?

P.Q. Las dos cosas. Tengo momentos en los que no paro de hablar, normalmente cuando hablo de algo que me apasiona. Pero me encanta escuchar a los demás porque me encanta aprender.

J.S. Tras la batería de preguntas más personales, entremos ahora en la vida artística de Paz. ¿Qué te llevó a estudiar Arte Dramático?

P.Q. Mi timidez. Nadie lo diría. Pero yo era de las que sudaba a mares cuando la profesora la sacaba a la pizarra, delante de todos, para decir la lección. Y para mí fue un revulsivo, una forma de superar eso, para mejorar mi capacidad de relacionarme con los demás.
Igualmente, me ha encantado siempre el cine y el teatro. Crecí viendo el cine clásico en blanco y negro. Y la sensación de ver una obra de teatro es una magia especial. Quería formar parte de esa magia.

J.S. ¿Te sentiste cómoda delante de la cámara durante el rodaje de “Última Parada”?

P.Q. Aquello fue una maravilla. La productora se portó estupendamente y el equipo era muy profesional. Para mí fue un sueño cumplido el ver en imágenes la idea que un día reflejé en unos folios de papel. A mí me encanta estar en el meollo de un rodaje o de un montaje teatral. Reconozco que me encanta trabajar con esa presión de “nos pilla el toro”, soy más creativa porque me obliga a dar lo mejor de mí.

J.S. ¿Por qué no has continuado con la carrera de Actriz?

P.Q. Al llegar a Madrid surgieron las prioridades: pagar un piso, los gastos, etc. Conseguí un empleo que no me permitía ir a castings, por los horarios. De manera que decidí especializarme en mi otra pasión, que es escribir. Me lancé de cabeza al oficio de guionista.
Y la verdad es que no siento añoranza de estar delante de una cámara, creo que hasta he descubierto que me gusta estar detrás, en el cogollo del meollo, en el nacimiento de una idea, planificación y su desarrollo.

J.S. Si te dieran a elegir. ¿Preferirías interpretar o escribir un guión?

P.Q. Ahora mismo, escribir un guión.

J.S. La faceta de escritora es por la que más se te conoce. Participas en varias columnas de periódicos y páginas digitales, además de tus novelas. Comencemos por las primeras. ¿Te lleva mucho tiempo los comentarios y crónicas que escribes?

P.Q. Lo que más tiempo me lleva es hacer la crítica de las novedades literarias. Intento planificarme y tener una constancia. Pero hay días en los que, al llegar a casa desde el trabajo, lo que me apetece es taparme con una manta hasta las cejas. Aún así, disfruto mucho escribiéndolas.
Los comentarios de shows o noticias son más ágiles y, por lo tanto, me son más llevaderos.
J.S. ¿Te lees todos los libros antes de hacer la crónica?

P.Q. Sí. Por eso no hago tantas críticas como me gustaría. El tener que leer “obligatoriamente” un libro exige una dedicación semanal que no siempre puedo reservarme.

J.S. Destino programado es tu primera novela y premio Terenci Moix. ¿Qué te aportó dicho premio?

P.Q. A parte de un premio en metálico que me vino estupendamente para venirme a Madrid desde Sevilla, una tarjeta de presentación muy buena para darme a conocer dentro del mundo literario LGTB.

J.S. ¿Por qué tus lectores desconocen tanto esta primera novela?

P.Q. Quizás porque el premio o el libro no tuvieron una gran repercusión en su momento. Se publicitó poco y en aquel momento los escritores no teníamos las herramientas de marketing que hay hoy, con todas las redes sociales.

J.S. Centrémonos ahora en la segunda. Editada por Odisea Editorial. “Un vuelo con escalas” Comienza de una forma brusca, con un accidente aéreo. ¿Te da miedo volar?

P.Q. No tengo miedo a volar, pero lo cierto es que el despegue quizá es lo que me da más desconfianza. De todas formas, en los últimos tres, por mi relación a distancia, he cogido más aviones que en toda mi vida, así que para mí volar ya es de lo más normal.

J.S. Describes una entrevista de trabajo, donde una de las protagonistas va recomendada y la otra con un curriculum excelente. No voy a desvelar más de la trama. ¿Crees qué en la sociedad que nos rodea, vale más llevar bajo el brazo un “enchufe” que la propia valía de la persona?

P.Q. España es la gran nación de los enchufismos. Y ahora, en plena crisis económica, se están destapando todos esos “cargos” que se crearon y se ocuparon por “amigos”, esas personas que realmente no estaban preparadas y han dejado muchas empresas con el culo al aire.

J.S. Durante prácticamente media novela, el enfrentamiento entre Patricia y Helena, se puede cortar con machete. ¿Consideras que es más difícil la relación entre dos mujeres que entre dos hombres?

P.Q. Creo que son diferentes, no difíciles, porque las mujeres somos diferentes a los hombres. Ya de base, biológicamente. Aunque amemos a personas de nuestro mismo sexo, las mujeres guardamos una expectativas del amor que quizás han sido inculcadas culturalmente de forma inconsciente, que además no tienen porqué ser validas o buenas. Cada pareja, sea hetero u homosexual, ve las relaciones de manera diversa. No hay ninguna ley estricta para amar.

J.S. Patricia lleva en la mochila de su vida los recuerdos de su anterior pareja, lo que la condiciona para abrirse de nuevo al amor. ¿Piensas que el primer amor, o el primer amor verdadero, siempre están en la mente de uno, por mucho que ame después?
P.Q. No sé si es una ley universal. En mi caso, se cumple. El primer amor es como quien golpea primero en una pelea. Da dos veces porque tú estás desprevenida, no sabes aún qué es estar enamorada y tener una relación sentimental. Vienes de pardilla y te impacta, dejándote como un conejo en la carretera cuando un coche le pone las luces largas. Es la que te abre la puerta al primer sentimiento de amor y, quizás, al de dolor más fuerte que sientes en tu vida. Por todo ese cóctel molotov de experiencias nuevas, es con el que más aprendes y el que merece recordarse para siempre.

J.S. Helena va de chica dura. Mantiene una gran coraza frente a todo el mundo. Una coraza que la hace daño a ella y aleja a los demás de su presencia. ¿Las personas que usan coraza, las consideras inseguras ante la sociedad?

P.Q. Más que inseguridad creo que tienen miedo de ellos mismos. Son personas que no se atreven a abrirse al mundo. Por miedo a fracasar, a no gustar, a que nos hagan daño. No hay nada que duela más que no alcanzar la expectativa que uno se crea de sí mismo.

J.S. Patricia y Helena tienen que trabajar y viajar juntas, lo que las obliga a conocerse entre ellas. ¿En la vida real piensas que el amor surge de pronto o por el contrario antes nace la amistad?

P.Q. El flechazo existe. ¡Vaya que sí! El amor es pura química. Leí una vez que la sensación de enamoramiento dura un año y medio, tiempo en el que nuestro cerebro se pone a fabricar endorfinas y la lía parda para que el cuerpo se piense que viaja en una nube todo el día. Pero también pienso que el amor puede surgir de la amistad. El verdadero amor, el que va más allá de “encantamientos” prefabricados por hormonas. Y lo bonito, cuando se pasa ese año y medio de euforia romántica, es la evolución de la pareja hacia algo sólido y tangible, lejos de estados alterados.

J.S. No quiero desvelar más de la novela. La recomiendo, aún siendo una novela lésbica. Pues la trama merece la pena y las buenas historias no conocen de sexo.
Hace algo más de un mes se celebró los premios Besametonto Awards 2012, a los que fuiste nominada. ¿Qué sentiste ante la nominación y más sabiendo que eras la primera mujer nominada a dichos premios en las tres ediciones que se llevan celebrando?

P.Q. No conocía con anterioridad la fiesta que Rubén Besamentonto organizaba por su cumpleaños. Fue de la mano de Kay Nández como me enteré de la existencia de ese evento, el cual ya me gustaba de base, por reunir en una misma sala a lo más variopinto del ambiente de Chueca. Cuando me enteré en las pasadas navidades que había sido nominada me puse como loca. Jamás he estado nominada en nada y menos en unos premios tan divertidos y originales. He sido muy feliz sabiendo que representaba a la literatura lésbica, pero sobre todo porque he tenido el honor de ser invitada a la gran fiesta que se celebró. Realmente fue una velada muy divertida. Compartí momentazos con los amigos escritores y además coincidí con Javier Martínez, un compañero nominado al que no conocía.

J.S. ¿Qué te pareció la fiesta?

P.Q. Demasiado. En la sala no cabía un alfiler. ¡Hasta se formó cola fuera! La gente no se la quería perder.
Aunque estuviéramos apretados, no importaba nada. Artistas invitados maravillosos, una presentadora “deluxe” y un ambiente muy divertido.

J.S. En la actualidad estás escribiendo una nueva novela. ¿Nos puedes desvelar algo de la historia?

P.Q. Puedo decir que será la más personal que haya escrito hasta el momento. Quizás refleje mucho la etapa personal que estoy viviendo.

J.S. Para finalizar. Algo que decir que se me haya escapado.

P.Q. Lo último que he publicado ha sido un una historia corta en el recopilatorio de relatos románticos “Enamórate”, de Odisea Editorial. Cien por cien recomendable. Y sin gluten.
También recomiendo este último libro en el que tengo el placer de intervenir con un relato. Justo el último.
Como siempre, hablar con Paz es todo un placer, las horas se pasan muy rápidas y su sonrisa y mirada te hacen sentir muy cómodo.
Espero que a todos los seguidores del blog les haya gustado esta nueva entrevista y dentro de quince días, más. ¿Quién será el próximo entrevistado?

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